Bilbao, 12 de mayo de 1965. Se licenció en Derecho en la Universidad de Deusto (Bilbao) y en Dirección Escénica en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Después de residir durante 5 años en París, donde trabajó como ayudante de dirección entre otros teatros, en la Comédie Française, el Théâtre de l´Odéon y el Théâtre de la Colline, en 1995 regresó a España, donde ese mismo año obtuvo el Premio Marqués de Bradomín por su obra Dedos (vodevil negro). En 1999, fue estrenada en el Centro Dramático Nacional con dirección de Eduardo Vasco. En 1997, obtuvo el Premio Nacional de Teatro Calderón de la Barca del Ministerio de Cultura por su obra Mane, Thecel, Phares. Desde entonces, trabaja habitualmente en teatros españoles, bien estrenando obras originales o haciendo adaptaciones de los idiomas de los que traduce (francés e inglés). Ha colaborado, entre otros, con los siguientes directores de escena: José Bornás, Juan Diego Botto, Jaime Chávarri, Ricardo Iniesta y la compañia Atalaya, Josep Maria Mestres, Lluís Pasqual, Rosario Ruiz Rodgers, Alejandro Tantanian, Eduardo Vasco y Javier Yagüe. De 2004 a 2007 residió en la ciudad de Nueva York. Sus obras han sido traducidas al alemán, checo, finés, francés, inglés, italiano y portugués y se han representado en Argentina, Francia, España y Méxic. Se ha alcanzado un periodo de madurez en la escritura dramática de Borja Ortiz de Gondra, un autor que inició su trayectoria en los primeros noventa y a quien algunos ubican en la que se denominó generación Bradomín, por la importancia que tuvo el premio, tanto en la promoción de los escritores que la componen como en el impulso de un tipo de escritura, más ágil y formalmente arriesgada, que, cada uno a su manera, fueron practicando los integrantes de la célebre generación. Naturalmente los estilos de aquellos a quienes se incluye en la generación Bradomín son muy diferentes, como lo han sido sus trayectorias posteriores, pero algunos han querido ver rasgos comunes relevantes entre ellos. Han nacido en la década de los sesenta y se han incorporado a la escritura dramática en la segunda mitad de los ochenta y en los primeros noventa. Entre ellos, Sergi Belbel, Antonio Álamo, Maxi Rodríguez, Itziar Pascual, Eva Hibernia, Juan Mayorga, Margarita Sánchez, Xavi Puchades, Arturo Sánchez Velasco, Antonio Morcillo y el propio Borja Ortiz de Gondra. |