'El lugar donde rezan las putas o Que lo dicho sea'. Una extraordinaria obra de nuestro gran dramaturgo JOSÉ SANCHIS SINISTERRA, editada por Ñaque.
Su escritura lleva décadas haciendo saltar por los aires aquello que la costumbre nos hizo creer inamovible. Mucho del teatro de Sinisterra cede la palabra, "la lengua escrita, el corazón, a los nombres que de otro modo se perderían entre las hierbas, los siglos y las piedras", tal como escribió Quignard.
La debilidad o potencia del teatro y sus artífices, su capacidad de maniobra y su sentido en tiempos de rabia, es uno de los ejes fundamentales de la escritura de Sinisterra y del texto que aquí nos ocupa. Porque como Ríos y Solano en Ñaque o de piojos y actores (1980) y como Carmela y Paulino en ¡Ay, Carmela! (1986), Patri y Rómula -los dos protagonistas del texto que aquí sigue- son un ñaque, una compañía teatral compuesta sólo por dos actores.
Como el teatro bajo la arena, de García Lorca, Rómulo y Patri descienden para encontrar y encontrarse sin máscaras, para revolver aquello que intentamos esconder en los sótanos del relato oficial.
Esta obra es potavoz de "las voces mudas", aquellas que tienen contadas las palabras, que se desvanecen en el infinito de las nuevas, en el aluvión ruidoso de nuestro cotidiano. Rezan los Perdidos por lo imposible. Pero no es inútil, no debe serlo para nosotros. Las voces de "los de abajo" lanzan una plegaria al cielo fugitivo que la representación teatral abre mientras sucede. Una bengala de auxilio que ilumina nuestra oscuridad para mostrarnos la posibilidad de un camino más justo. "Un teatro que diga lo que pudo ser. Para que lo dicho sea".
Descárgate el PRÓLOGO 'Plegarias de un cielo fugitivo'
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